Messi se queda en el Barça, pero no por decisión sino por resignación. Evitar un costoso y largo juicio contra la entidad que le ha dado todo, tanto personal como deportivamente, era un precio demasiado alto y le ha merecido la pena esperar a completar su polémico contrato para irse gratis, libre y sin nada que le puedan reprochar.
Después de tres semanas de tierra quemada con el barcelonismo, legión de ‘viudas’ y ‘plañideras’ incluidas, el capitán culé afronta una campaña de despedida (salvo giro de 180º de la situación) en la que tiene unos cuantos retos que cumplir.